- Alberto J. Díaz Tornero
LAS CHANCLAS Y SUS EFECTOS EN NUESTROS PIES
Ha llegado el verano y con él, el calor, el sol, la piscina, la playa y, cómo no, las chanclas. Este calzado es sin duda el rey de este época del año, de forma que la población las usamos para prácticamente toda nuestra rutina diaria; desde estar en casa, dar un paseo, ir de compras o al cine, ir a la piscina… Pero realmente, ¿cuándo debemos usarlas?
Las chanclas son un calzado muy sencillo y básico que se compone de una suela y un fragmento de material (tela, cuero, plástico…) en el emplazamiento del empeine. Tenemos de varios formatos, bien recogiendo el empeine en su totalidad ocupando el ancho del pie o anclándose en un punto (normalmente en el primer espacio interdigital o entre el primer y segundo dedo) o bien en varios puntos.
A nivel del pie, su punto más positivo es que facilita la transpiración, el pie suda menos al no llevarlo totalmente cerrado y, a su vez, por su forma, no comprime, no aprieta y no tiene que acomodarse a las dimensiones del calzado. En cambio, hay que tener mucho cuidado con su uso y ser selectivos a la hora de usarse. Debido a ser un calzado tan sencillo, no aporta la amortiguación suficiente ya que, en su mayoría, presentan suelas muy finas de materiales de poca calidad que no facilitan la ergonomía del pie. A su vez, al carecer de sujeción posterior, producen que en la última fase de la marcha (despegue digital), fuercen a la musculatura extensora a trabajar en exceso y de forma inapropiada para poder garantizar la calidad de nuestros pasos. Otro de los problemas más comunes que nos pueden suceder usando este calzado es la aparición de rozaduras y/o ampollas debido a una fricción excesiva en zonas de la piel que no están acostumbradas a ello.
Por todo ello, la utilización ideal de este calzado es para trayectos cortos e ir a la piscina o la playa. Si se camina más de la cuenta con ellas nos podemos encontrar con problemas de hiperqueratosis excesivas (durezas que no teníamos), ampollas, rozaduras, tendinopatías de los músculos extensores, esguinces, fascitis plantar, metatarsalgias… De forma que el mejor tratamiento es la prevención, siendo algo que está al alcance de todos. Consulte con su podólogo para resolver cualquier duda, en CARMASALUD disponemos de un excelente equipo multidisciplinar para poder asesorarle en lo que necesite.

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